5 de febrero de 2013

¡BANG! ¡BANG! ¡BANG!


Como un rifle a punto de ser disparado, como la mejor de las armas en manos del mejor de los tiradores ¡BANG! ¡BANG! ¡BANG! 
Tan solo tes disparos son suficientes para dejare sin aliento, inmóvil, pensando acerca de que va a ser de ti. El mundo a tu alrededor se para, solo existes tú; tú y ese tormento con el que tratas de luchar, al que intentas ganarle la partida. La oscuridad poco a poco empieza a apoderarse de ti, de tus pensamientos, pero entonces te das cuenta de que todavía no es momento de rendirse, no es momento de doblegarse ante tal tortura.
Esta es la ocasión perfecta para dominar el dolor, para aniquilar el miedo que hay en ti; es momento de triunfar, de derrotar las infames sensaciones que recorren tu cuerpo. Tienes que dejar claro quien dicta, mostrando que sigues despierto, con vida. Tienes que demostrar quién lleva las riendas y para eso debes alejarte de las tinieblas y levantar un firme muro a tu alrededor, impidiendo su paso. Debes salir a la luz y observar el fulgor de la vida, deleitarte con lo que te rodea y sonreír, sonreír con ganas.
Déjale claro al dolor que eres un auténtico guerrero preparado para la peor de las batallas y, que como tal, no te vas a rendir nunca porque, eso es lo que los verdaderos guerreros hacen y, en este campo de batalla, tu eres el mejor, el más audaz, el más intrépido.